El poder de la no violencia
El poder de Ahimsa es más grande que el poder del intelecto. Es fácil desarrollar el intelecto, pero es difícil desarrollar el corazón. La práctica de Ahimsa desarrolla el corazón de una manera maravillosa.
Quien practica la no violencia desarrolla una gran fuerza de voluntad. En su presencia cesa toda enemistad. En su presencia, la cobra y la rana, la vaca y el tigre, la mangosta y la cobra, el gato y el ratón, el lobo y la oveja, vivirán juntos en términos de íntima amistad. En su presencia, toda hostilidad se desvanece. Esto quiere decir que todos los seres -hombres, animales, aves y criaturas venenosas- se aproximan a quien la practica sin miedo y no le hacen daño. Su naturaleza hostil desaparece de ellos en su mera presencia. El ratón y el gato, la serpiente y la mangosta, y otros seres que son enemigos unos de otros por naturaleza, olvidan sus sentimientos hostiles en presencia del Yogui que se ha establecido en Ahimsa. Los leones y los tigres no podrán nunca hacer daño a tal Yogui. Un Yogui así puede incluso dar órdenes precisas a los leones y a los tigres. Éstos le obedecen. Éste es un tipo de poder que se obtiene por la práctica de Ahimsa. La práctica de Ahimsa culminará finalmente en la realización de la unidad de la vida, o en la consciencia de la no dualidad (aduálica).
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