Swami Muktananda:


«Al subir la kundalini al sahasrara empieza a haber una refulgencia divina. Hay mil nudos en el sahasrara que brillan con el resplandor de mil soles, pero en lugar de ser abrasadora como el sol, su luz es fresca. Esta luz es tan poderosa que, cuando se te revela, no tienes fuerza para soportarla. Cuando vi esa brillantez dentro de mí mismo, me desplomé porque no puede soportar su intensidad. En el centro de
esa refulgencia hay una luz diminuta y fascinantemente hermosa: la perla azul, y cuando tu meditación se profundiza empiezas a verla brillando y cintilando. A veces sale por los ojos y se queda frente a ti. Se mueve con la velocidad del relámpago y es tan sutil que cuando pasa a través del ojo, el ojo no siente su movimiento.


»La visión de la perla azul es la más significativa de todas las experiencias que he descrito. Todos deben ver esta perla azul por lo menos una vez. Las escrituras describen la perla azul como la luz divina de la conciencia, que habita dentro de cada uno. Es la forma real del Ser. Nuestra realidad más íntima, la forma de Dios que vive dentro de nosotros. La perla azul es más sutil que lo sutil. Es del tamaño de una semilla de sésamo. Y a pesar de ser tan pequeña es muy grande, porque todo este mundo de cosas animadas e inanimadas está contenido dentro de ella. La semilla del árbol de banano es tan pequeña que si la tomas entre los dedos y la aplastas, desaparece. No obstante, si siembras esa semilla brota de ella un banano enorme e infinitas semillas más. De la misma manera, dentro de la perla azul hay millones y millones de universos. La perla azul contiene todo el cosmos entero».




La Perla Azul


A medida que avanza tu meditación, profundizas más y más. Al interiorizarte, comenzarás a experimentar los diferentes cuerpos. El alma individual está encerrada en cuatro cuerpos. Verás infinitos planos dentro de ti mismo, incluyendo el cielo, el infierno y otros. Al percibir todas estas cosas, tu meditación mejorará. 


Si meditas con continuidad, alcanzarás un estado en el que se comienza a ver la Perla Azul. 
Esa Perla Azul debería sentirse complacida contigo y otorgarte la plenitud de un deseo. Después de haber recibido Shaktipat, durante la meditación aparece la Perla Azul y se la ve siempre en el sahasrar. Entra y sale de los ojos, se mueve por todas partes del cuerpo, y regresa de nuevo al mismo lugar en el sahasrar. Cuando la ves, puede parecerte como un objeto inerte o concreto, pero no es así, porque es tan sutil que puede entrar y salir a través de los ojos. Es muy pequeña,del tamaño de una semilla de sésamo. Pero a pesar de que parece tan pequeña, la totalidad de este universo es un simple punto comparado con esta Perla Azul.. ¡Es algo tan grande ,tan grande y tan pequeño!.


Se la llama la semilla del corazón. Todo el universo, movible e inamovible, existe en su interior. Al igual que un gran baniano brota de una pequeña semilla, produciendo a su vez infinidad de semillas, la semilla del corazón, la Perla Azul, contiene millones de planos a pesar de ser tan diminuta. Esta Perla Azul es tan grande que dentro de ella existen muchos, muchos niveles, muchos, muchos universos. Percibiendo esta verdad directamente, Tukaram Maharaj la cantó diciendo:


“El Señor del universo construye una casa del tamaño de una semilla de sésamo y vive en su interior. Dios mora dentro de esta casa diminuta. Todos los diferentes dioses, Hari, Hara, Brama, y otros , entran y salen de esta casa diminuta. El Señor del universo vive en su interior”.


¿Qué piensa el hombre de sí mismo? ¿Cuánto se valora?. Se valora tan poco que se vende por una miseria, obrando así comete una gran equivocación. Sin embargo cree que está avanzando. Existe una gran divinidad dentro del ser humano, pero a pesar de ello constantemente tiene expectativas y deseos superfluos. El hombre debería sentirse avergonzado de tener tal opinión de sí mismo. En lugar de ello, debería considerarse un gran ser, consciente de la divinidad que existe en su interior. El señor del universo mora dentro de esta casa.




Del libro “El despertar interior” de Swami Muktananda

Mi meditación trascendió la luz negra y alcanzó la Perla Azul. Tan pronto me sentaba para meditar, se producían en mi cuerpo suaves movimientos y sentía una oleada de energía a través de los nadis. Aparecían las luces roja, blanca, negra y azul. Mi meditación se estabilizaba por sí sola y algunas veces entraba en un estado profundo de tranda y viajaba a otros mundos. Lo veía todo mientras  mi cuerpo permanecía sentado en mi cabaña. Cada día tenía alguna experiencia nueva. Mi cuerpo se estaba volviendo ligero, delgado, ágil, sano y fuerte. Podía ver la nadi  central, la sushumna, que es de color plateado con matices de oro. Se alza como un pilar y las demás nadis reciben vibraciones de poder procedentes de ella. Cuando el sádhaka está meditando, algunas veces siente dolor en el muladhara, en la base de la espina dorsal, debido a la transmisión de shakti desde la sushumna a otras nadis. 
Algunas veces notaba un nuevo movimiento en el corazón, donde aparecía una bola de resplandor con forma de huevo. Esta es la visión del Ser radiante, del tamaño del dedo pulgar, que se describe en la Shvetashvatara Upanishad  de la siguiente manera: angusthamatrah puruso`ntaratma sada jananam hridaye sannivistah: “El alma interior siempre mora en el corazón de todos los hombres como un ser del tamaño del dedo pulgar.

1 comentarios:

justo dijo...

Una luz negra??? Esto es una contradicción. Solo esta observación invalida todo lo demás.lo negro, por definición, no irradia.

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